Soy una chica y tengo 16 años. El día 20 de enero empecé a salir con un chico. Nos gustábamos muchísimo y a medida que pasaban los meses nos enamorábamos más. Llegamos a enamorarnos. Nos teníamos mucha confianza. Tanta, que los dos nos dejamos hacer fotos hot.
Él me juró que por nada del mundo las pasaría y yo confié en él. Durante nuestra relación estas fotos no salieron del móvil, pero el 4 de junio decidimos dejarlo. Sinceramente, aún estábamos enamorado pero buscábamos cosas diferentes. Él quería que estuviéramos juntos todo el día y yo necesitaba mi espacio. Para olvidarlo me lié con una chica, soy bisexual.
Después de dos días, una noche que mi ex había bebido alcohol, una chica por Instagram le abrió, y él como estaba soltero le respondió. Se pusieron a tontear por intsadirect, y la chica le pidió fotos íntimas (que quede claro que nunca se habían visto y no se conocían de nada). Así que finalmente se intercambiaron fotografías.
Pero la cosa fue más allá. La chica de Instagram le pidió que le pasara fotos de su ex, es decir, fotos mías. Él, como iba bebido, le envió dos imágenes íntimas mías. Al día siguiente la chica de Instagram me abrió, diciéndome que ella tenia estas fotos. Yo no me lo creía, por lo que le pedí que me mandara las fotos. Esta persona me dijo que si yo no quería que ella difundiera las fotografías tendría que hacer un Skype desnudándome.
Al leerlo, llamé a mi padre y se lo conté todo. Fuimos a la policía i lo denunciamos. No pude denunciar a la chica de Instagram, porque realmente no era una chica, sino un pederasta, y tampoco sabía su identidad, por lo que legalmente no podía hacer nada. Fue cuando denuncié a mi expareja por haber difundido las imágenes.
Después, mis padres y yo hablamos con los padres de mi expareja. Se quedaron sin palabras, pero me dijeron que estaban dispuestos a ayudarme.
La "chica" de Instagram pasó fotos de algunas personas. Yo confío que estas personas las hayan borrado. Nunca sabré quien es mi pederasta, porque ni la policía lo pudo encontrar. Pero aprendí una lección: nunca hables con nadie. Solo en tu familia.