Según un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah (Estados Unidos), las experiencias religiosas activan los mismos circuitos del cerebro humano que el sexo o las drogas. Dicho de otra forma: las sensaciones que una persona percibe cuando se droga, hace el amor o reza son muy similares.
"Estamos empezando a entender como el cerebro participa en las experiencias que los creyentes interpretan como espirituales", dice el neurólogo y coordinador de la investigación, Jeff Anderson. El investigador explica que "en los últimos años, la tecnología de imágenes cerebrales ha avanzado de tal forma que nos permite abordar cuestiones que han existido durante milenios pero que no hemos podido tocar hasta ahora".
El trabajo, que publica la revista científica
Social Neuroscience, se ha desarrollado con un grupo de mormones, porque "tienen muy desarrollada la parte espiritual del cerebro". Las personas que han participado en el estudio han tenido las mismas reacciones físicas cuando rezaban que las que el cuerpo nota cuando ingiere sustancias como la cocaína o mantiene relaciones sexuales.