Es muy común que alguna vez hayas escuchado que a medida que nos hacemos grandes el tiempo pasa más rápido. Y la verdad es que quién os lo ha dicho no estaba mintiendo, hay diferentes factores que lo demuestran.
Cuando se llega a la edad de 50 años un día pasa a representar una décima parte de la proporción que representaba para nosotros el tiempo cuando teníamos 5 años. Es decir, la línea del tiempo se nos expande y nuestra percepción de las unidades del tiempo (minutos, años, décadas) se hace más corta.
Muireann Irish y Claire O'Callaghan escribieron en el diario
The Independent que las percepciones individuales del tiempo están fuertemente influenciadas por nuestro nivel de concentración, estado físico y de ánimo. A medido que nos hacemos grandes esto influye en nuestra percepción del tiempo.
Según Scientific American, nuestro cerebro codifica nuestras nuevas experiencias que no son familiares a nuestra memoria, y nuestro juicio retrospectivo del tiempo se basa en la cantidad de recuerdos nuevos que creamos en un determinado período de tiempo. En otras palabras, cuanto más recuerdos tenemos, más rápido nos pasa el tiempo.
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