¡Vamos a daros una alegría! Según un estudio de una universidad española (UAH, Alcalá de Henares)
el helado, siempre que escojamos las variedades más saludables, es un
alimento nutritivo y por lo tanto no es malo para
mantener una dieta saludable y equilibrada.
Entremos en detalle:
Comer un helado de unos
100g a la semana no es malo.
El helado, elaborado con una base de leche entera o desnatada se puede introducir en la dieta como un
postre o como una
merienda complementada con fruta natural.
En la playa, por ejemplo, es más recomendable comerse un
helado o beber un zumo de fruta natural que tomar una bebida refrescante como un mojito.
Un helado con base láctea aporta
calcio biodisponible (que es fácil de asimilar) y
lactosa, un azúcar que favorece la absorción de calcio y vitaminas del grupo B.
Los helados con
cobertura de chocolate son más energéticos (más calóricos, ojo si haces una dieta estricta) pero tienen ácidos esteárico y oleico que ayudan a mantener a raya el colesterol.
Los helados con
cobertura de frutos secos (el típico almendrado vamos…) además proporcionan omega3, fibra y otros nutrientes muy interesantes.
Los expertos
no recomiendan los helados de hielo, ni los elaborados con aceites de palma y similares.
Vamos, ya tienes 6 razones más para comer tranquilamente un helado cuando te apetezca. Eso sí, recuerda
hacerlo siempre con medida, ya sabes que
¡los excesos nunca son buenos!
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