Como muchos adolescentes del mundo, este chico había quedado con su novia para pasar la tarde juntos. Durante el rato que estuvieron juntos se estuvieron besando y ella le hizo el típico
chupetón en el cuello, de aquellos que se quedan marcados en la piel durante varios días.
Tras despedirse, cada uno volvió a su casa y no fue hasta la hora de cenar que el chico se empezó a encontrar mal.
Perdió el conocimiento y sus padres avisaron a los servicios de emergencia que finalmente no pudieron hacer nada por salvar su vida.
Los médicos explicaron que el chupetón que le había hecho su novia le había provocado un
pequeño coagulo de sangre que horas más tarde le había acabado llegando al cerebro.
No hace falta alarmarse por un caso aislado como este pero es importante saber que en el momento de hacer un chupetón se rompen pequeñas venas, provocando una hemorragia interna. Por eso hay que ir con cuidado y saber cuando parar. No hace falta hacer daño ni llegar a estos extremos.
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