Las mujeres de la
época victoriana (s.XIX) de la alta sociedad cuidaban mucho su aspecto. Siempre querían estar bellas y tener un aspecto increíble porque en aquél tiempo ser una mujer guapa y buena esposa era las mejores cualidades que podía tener una mujer para
conquistar a un hombre (y de paso dar envidia a sus amigas y conocidas...).
En su lucha por ser lo más guapas posibles y estar a la moda, recurrían a todo tipo de métodos, algunos muy peligrosos y para nada recomendables. Muchas creían firmemente en el lema
'para presumir hay que sufrir' y llegaban a poner en riesgo su vida.
Una de las cosas más importantes para ser guapa en aquella época era tener la piel muy blanca.
La piel clarita significaba belleza, pureza y que esa persona era de clase social alta (no tenía que ponerse al sol para trabajar). Así que las adolescentes que buscaban pretendiente se empeñaban en ser lo más blancas posible y para eso recurrían a varios métodos súper peligrosos:
Hacer una dieta extrema durante un tiempo: algunas chicas cuando estaban buscando pareja dejaban de comer porque así bajaba su energía y se ponían pálidas como si estuvieran a punto de morir (que en realidad lo estaban), pero así tenían una tez más blanco (¡claro, estaban completamente enfermas!).
Lavar la cara con amoniaco: por las mañanas al levantarse, decían que eso garantizaba tener un rostro blanco como la nieve. Eso si no te quemabas viva la cara con el amoniaco.
Baños con veneno: la actriz Lola Montez desveló en su libro Secrets of a Lady's Toilet que se bañaba con arsénico, aunque era muy peligroso. Decía que lo hacía muy a menudo porque así su cuerpo creaba una resistencia al veneno. Si solo lo hacías una vez cada mucho tiempo (según ella) podías morir. A nosotros nos parece que bañarse en veneno no es muy buena idea... Y seguramente más de una chica murió en su bañera intentando esto.
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