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Hemos recibido esta carta de una reflexión personal sobre el amor:
La gente no mira el remitente cuando el amor lleva un paquete para él/ella. No mira los tatuajes, el peso, los piercings, el pelo de colores... No miran si la persona es mentirosa, mala, egoísta, irascible, celosa o simplemente complicada. Es más, no miran siquiera si la persona le corresponde. Mi parte lógica, mi mente que nunca se ha enamorado, mi racionalidad amorosa, me dice que es una estupidez, que enamorarse sin ser correspondido es sinónimo de sufrimiento. Por eso, cuando me enamore, espero que la razón se aparte de mi camino y me deje tropezar.
Cuando se enamoran, pasan días sin estar despiertos y noches sin dormir. Lloran e imaginan pesadillas tan reales que los dejan con una angustia latente hasta el final. Piensan demasiado, dicen demasiado e inclusa dan demasiado. Cambian, dicen que quien va con un cojo se vuelve cojo y creo que el amor es así. Cogen malas costumbres, aprenden nuevas formas de ser y conocen partes de ellos que mejor no hubieran visto nunca. Por eso, cuando me enamore, espero encontrar al cojo más cojo de todos y cambiar tanto que no me reconozca cuando me mire al espejo.
"¡Exagerada! El amor no es así. No tienes que cambiar por nadie y no tienes que sufrir po nadie" dicen los demás mientras recito estos pensamientos. Y yo los miro y les digo: no me entendéis. No hablo desde el suicida que aclama la muerte, hablo desde el corazón de alguien que no ha sentido nunca vuestro duelo. Los que nunca nos hemos enamorado vemos el sufrimiento, vemos el cambio en los demás, vemos como todo se vuelve diferente. Y envidiamos el sufrimiento, porque vemos que sentís cosas que nosotros no hemos sentido nunca. Un sufrimiento suficientemente dulce como para volverlo a sentir una vez y otra. Y que después, aunque esteis heridos, sonriáis porque sois más felices que cuando no teníais aquél dolor.
Por eso, cuando me enamore, espero sufrir tanto como pueda, equivocarme tanto como pueda y cuando se acabe, beber cada noche antes de ir a dormir una copa de recuerdos para que el sentimiento no caiga en el olvido.
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